PISO 4
DPTO O4-02
LA EDAD Y SUS COSAS
Justamente hoy el día de tu cumpleaños decidimos cambiar nuestros encuentros carnales por otros más peligrosos, los emocionales, esos que te complican las decisiones; los que te hacen actuar y aventurarte como púberos, los que te sacan de la razón, los que dibujan en tu imaginación la ilusión de una relación, ser amantes.
Y es que nos encanta el peligro, sabemos muy bien que nuestros matrimonios están completamente reacios a las separaciones o a los intentos de divorcios. Los hijos son buenas estrategias, conmigo funcionan; no me imagino las mañanas sin los desayunos de Abraham, es lo que mejor sé preparar y lo único que me provoca hacer en la cocina de esa quinta. Felicia se encarga de todo, lavar, planchar, limpiar, decorar y cocinar; ordena las cuentas y yo solo dejo mi tarjeta de débito sobre la mesa antes de irme a viajar; a la final, no es mucho problema ella es quien lleva mi apellido.
A veces el viaje puede durar dos días, en otras ocasiones hasta un mes, todo depende de quién me acompañe y el ánimo que me dé. Si llenan mi cama con mucha pasión de entrega y se embriaguen conmigo al mismo nivel significa más de 3 días con mucha suerte un par de tardes en la playa, de lo contrario hasta podría viajar solo en una ida y vuelta, las acompañantes siempre sobran, mis tatuajes, mi sonrisa y mi camioneta siempre me ayudan, ahhh esta vida de empresario trillonario es como estar con Dios y con el diablo.
Mi estimada Vecca, tú y yo sabemos muy bien que la consecuencia de involucrar emociones son las esperas que desesperan –le dije. Esperar para llamar, esperar para salir, esperar para vernos, esperar para dormir; esperar que las aguas se calmen, esperar a Abraham que salga del colegio, esperar que a Felicia se le pase, esperar para podernos escapar. La espera es el principal enemigo de los amantes, y el después es el verbo que se conjuga para salvar el romance ¿estás segura de dar ese paso? Yo no tengo apuro y no quiero que mi amistad contigo se pierda le dije sin ningún reconcomio.
Los viajes me sirven para controlar mis estados de ánimo, o así me dijo Oswaldo, mi psicólogo. Soy un inconforme, un inseguro y un inmaduro con las emociones; mi poca constancia hacia las cosas y las personas me hacen ser un monstruo. Aparte, tengo el peor capricho de todos, contarle mis problemas a cada una de mis amantes, sus análisis de mi equilibran mi culpa, le dan un poco de respiro a mi conciencia y el color que necesito a la vibra de mis días. Pareciera que todas me comprendieran y me quisiesen por como soy, a la final siempre terminan odiando lo que hago y yo con el polvillo de un corazón más estuchado en el bolsillo.
La última confesión que le hice a Hortencia, fue contarle cómo me había dejado Jimena y cuánto me había dolido, lloré y todo, recuerdo que Hortencia me limpió las lagrimas con su lengua, me hizo el amor como nunca y sus palabras a ese encuentro fueron: “me encanta que me cuentes lo que te sucede, me siento importante en tu vida, tu confianza en mí me demuestra lo mucho que significo para ti” Hortencia se había enamorado pero yo estaba perdidamente dolido en el desamor de Jimena y envuelto en las maldiciones de Felicia, quien también se había enterado de mi despecho, -un despecho a los 40 años es a nivel sano, en el que uno no quiere morirse- yo, en el fondo sabía que saldría ileso de todo esto, volvería buscar a Jimena y ella accedería, Felicia por el bien de Abraham en plena adolescencia me dejaría volver a la quinta, y yo seguiría contándole mis cosas a Hortencia para que me consuele en el sexo más divino del planeta, a pesar de que la espera de Hortencia por mí y mi falsa renovación de vida, le rompería el corazón y ella de algún modo se marcharía.
Es lo malo de ser veleidoso, todas terminan con el corazón roto y yo con el cargo de conciencia por sentirme tan solo.
Vecca intenta detener el paso, me lo ha dicho un montón de veces, ser amante es complicado me dijo, “ya no me puedo escapar de mi esposo, mi madre lo ha notado en mi mirada, mis hermanos ya no me hablan, son demasiadas las cosas que pondría en juicio por ti, por este enamoramiento esperanzado y desesperado en saber todas las noches de ti, la famosa espera me ha llegado Yann, me he enamorado”
Las mentiras más crueles las dice el silencio, esa tarde no salió media palabra de mi boca después del encuentro, encuentro emocional y ni señas del carnal, solo comí la torta que compramos para su cumpleaños número 23.
Han pasado 6 meses, Vecca y yo hemos viajado dos veces, uno fue un viaje laboral y en el otro nos regalamos el mar. Vecca tiene el anhelo de que sea con ella con quien me quede definitivamente, sus ojos me lo dicen y sus consejos están muy bien elaborados bajo lo subliminal. Sus análisis de mí concuerdan con los de mi psicólogo, sufro de veleidad.
Yo sigo pensando lo mismo, son cosas de la edad.